miércoles, 1 de mayo de 2019

Primer premio en el VI Certamen de Relatos Cortos para Jóvenes del ayuntamiento de Ronda

El pasado 23 de abril, nuestra alumna Paula Lobato Dúctor de 4º de ESO A recibió en la Casa de la Juventud el primer premio en la categoría 2 del VI Certamen de Relatos Cortos para Jóvenes,  organizado por la Delegación  de Juventud de Ronda. El título de su  relato era Perdona, ¿salvar el mundo? Además, otra alumna de nuestro centro, Lisa Ballesteros Morato fue invitada a la entrega de premios por su relato Significados. Allí, uno de los miembros del jurado, D. Raúl Dueñas Montes, la felicitó por su relato y le hizo una propuesta para llevarlo al teatro.
Desde la biblioteca, felicitamos a nuestras dos alumnas y a todos los que han participado en el certamen. El jurado comentó que había sido difícil la elección del primer premio, dada la calidad de muchos de los relatos que se habían presentado al certamen.









Perdona, ¿salvar el mundo?
Betty ya se había duchado y había desayunado. Esa mañana se había levantado con una sensación extraña. Le dolía la cabeza y por momentos, aunque esto sonara demasiado irreal, se comportaba como no había pensado en un principio. Como si tuviera una especie de piloto automático que la condujese por toda la casa. Llevaba en la mano una taza ya vacía. Aún quedaban restos de cereales y se dirigía al cubo de la basura para tirarlos. Levantó la tapa y con la cucharilla los arrojó al interior. Caminaba hacia el lavaplatos cuando su perro pasó a gran velocidad por sus pies y le hizo tropezar. Vio como la taza caía lentamente, tan lento que se paró en seco. Frunció el ceño y se preguntaba una y otra vez que eso no podía estar pasando, que era fruto de su dolor de cabeza. Miró a su alrededor y nada se movía. Incluso podía visualizar las gotas de las babas de su perro flotando en el aire. Concentró la vista en la taza y estiró los dedos para alcanzarla. Pero al moverse, todo volvió a la normalidad: su perro acabó la carrera, la taza cayó al suelo rompiéndose en mil pedazos y Betty tropezó pero mantuvo el equilibrio. Se dijo a sí misma que lo había imaginado, que no había ocurrido. Su madre salió desaliñada de su habitación y la saludó con alegría. Pero al ver la taza, esa alegría se disipó y le regañó obligándola a recoger todo antes de marchar al instituto. 
- Mamá… No me encuentro muy bien.- Dijo Betty mientras se tocaba la frente. 
- No utilices excusas, y recoge todo este desastre. Yo me voy a vestir que tengo una cita con un cliente.
Su madre era abogada y quedaba con los clientes en cafeterías para hablar de los casos, sucesos y asuntos que tendría que defender a toda costa. Le gustaba su trabajo pero poco a poco la obligaba a alejarse de Betty. Su padre, en cambio, no trabajaba y cada vez estaba menos por casa. Sus padres estaban en trámites de divorcio pero seguían viviendo juntos hasta que estuviera todo arreglado. El motivo del divorcio no había sido muy grave. Simplemente dejaron de quererse. 

Betty se montó en el autobús que pasaba por su casa todas las mañanas. Se sentó en el sitio de siempre. Su compañera se subiría en la siguiente parada. Los chicos y chicas que estaban en el autobús gritaban, hablaban y reían. De vez en cuando volaba un papel por los aires. Betty se preguntaba cómo podían tener tanta energía tan temprano. Ese papel que volaba por los aires cayó en el regazo de Betty. Antes de abrirlo para leerlo, se metió un mechón de pelo negro y ondulado detrás de la oreja. Con sus manos blanquecinas, como el resto de su cuerpo, abrió el papel y lo leyó. Tragó saliva cuando sus grandes ojos azules repasaron las letras. Lo que decía el texto era lo siguiente:
<<No te preocupes querida, lo de esta mañana con la taza tenía que pasar. No quiero ser un aguafiestas pero, eres especial. Muy especial Betty Jones. Nos vemos más tarde>>
Miró de un lado a otro y vio que todo el autobús estaba completamente en silencio, todos sentados correctamente y solo miraban al frente. Betty estaba segura de que ni siquiera pestañeaban. Miró por la ventana y todo estaba parado en seco: los pájaros, los coches, las personas… Todo eso empezó a poner muy nerviosa a Betty. Se levantó de su asiento y se puso de pie en el pasillo del autobús. 
- ¡¡HOLA!!- Gritó con fuerza, pero nadie la miró. Agarró la mano del niño que estaba a su derecha y la soltó en el aire. Esta se mantuvo arriba. Betty se asustó e hizo un movimiento rápido y brusco. Y de golpe, todo volvió a la normalidad. Todas las personas del autobús empezaron el ritmo de antes. Betty miró por la ventanilla y todo se movía.
- ¡La chica que está de pie!- Betty no escuchaba a nadie. Estaba con la boca abierta por lo que acababa de pasar. Eso… eso no era posible. Parar el tiempo era algo que jamás podría producirse. Notó un tirón y se volvió asustada. 
- Debes sentarte. Te está llamando.- Señaló con el dedo al conductor. Betty asintió pálida y obedeció. Cuando iba a sentarse vio un papel extendido en su asiento. Esta vez lo cogió con el doble de curiosidad. 
<<¿Ves? Te dije que eras especial. Eso no lo puede hacer mucha gente. Ven a los baños abandonados del instituto en cuanto llegues. El fin está por llegar, querida>>
Eso fue lo que hizo Betty al llegar. Vigiló que no la siguiera nadie pero no iba a ser tan tonta como para acudir a la cita de un extraño. Así que agarró una roca puntiaguda y se la metió en el bolsillo más exterior de la mochila. Cuando iba a girar el picaporte un ruidoso trueno sonó. Todo el instituto se iluminó. Betty tuvo que cerrar los ojos para no quedarse ciega. Cuando un manantial de agua caía de las nubes en forma de lluvia y empapaba a todos, abrió los ojos. Entonces, su corazón se aceleró y le entraron ganas de vomitar. Corrió hacia la entrada y se metió en el gran corro de gente que se había formado. Una chica se encontraba tirada en el suelo y estaba totalmente chamuscada. Cada ciertos segundos se estremecía por la corriente del trueno que aún circulaba por su cuerpo. Había muerto por el rayo. Si Betty hubiera podido parar el tiempo solo unos instantes antes. Pero no sabía cómo, ni siquiera sabía si estaba parando el tiempo o todo lo que le estaba pasando eran alucinaciones. Se alejó de la gente y se metió deprisa en el baño abandonado. Este baño estaba a las afueras del instituto. Lo prohibieron porque los alumnos se escapaban del instituto con la excusa de ir al baño. Era una idea muy estúpida poner el baño fuera. Todo estaba oscuro y su miedo crecía por momentos. Cuando finalmente se giró para marcharse porque todo eso había sido un error, unos chasquidos hicieron que la habitación se iluminara. Una llamita de fuego apareció a su lado. Estaba levitando y se movió de un lado a otro, alrededor de Betty. Esta dio media vuelta y vio a un hombre joven, alto y muy muy delgado. Llevaba ropas estrafalarias con millones de colores, estampados y una chistera de color rojo. Su cara era blanca como la leche y lucía un bigote rubio. El hombre se inclinó y se quitó la chistera para hacer una reverencia. Betty frunció el ceño. No entendía absolutamente nada. Quería escapar de allí y sobre todo de este hombre extraño. 
- Hola Betty Jones.- Sonrió de medio lado con unos labios pintados de rosa.
- ¿Por… por qué te sabes mi nombre?- El hombre se acercó un poco más a Betty e hizo un movimiento con los dedos. La llama se hizo más grande y más grande y explotó. Betty gritó porque iba a morir quemada por un loco pirómano. Pero después de un tiempo en el que no había notado nada de dolor abrió los ojos. Estos ojos vieron una habitación bonita y cuidada llena de velas. Las paredes eran blancas y estaban decoradas de cuadros con fotos de la chistera del hombre en miles de ángulos, había una chimenea y unos sofás alrededor de una mesa redonda. También había flores por todos lados. Una música clásica sonaba en un volumen intermedio. Una ventana que antes no estaba le mostró a Betty el terrorífico escenario que estaba ocurriendo fuera: había cientos de cuerpos en el suelo. Estaban muertos debido a los rayos tan grandes como el primero que seguían cayendo sin parar. 
- ¿Qué está pasando? ¡Tenemos que ayudarlos!- Betty iba a abrir la puerta pero no pudo. Forcejeó pero se transformó en una más pesada. 
- Querida, siéntate conmigo.- Betty miró el sitio que estaba señalando el hombre y volvió a dirigir la vista hacia la ventana. El hombre hizo una mueca. Se levantó y tapó la ventana con una cortina.- Vamos… No te hagas de rogar. 
Betty se sentó en el sofá rojo, al igual que la chistera.
- Deme una explicación- Betty se dio cuenta de que había sonado demasiado brusca por la expresión del hombre.- Por favor.- La expresión se relajó e incluso le dirigió una sonrisa. 
- El fin del mundo es hoy y todas las fuerzas de la naturaleza se están rebelando debido al maltrato recibido por los humanos. Intenta matar a todas las personas del planeta, incluso a las más pequeñas. Ahora son los truenos, después no sé qué será. Y tú, jovencita… Eres una bruja. Cada ciudad tiene a una bruja y esa bruja se encarga de la protección de la ciudad. Ahora hay miles de ellas ahí fuera parando el tiempo, utilizando su magia y, todo lo que has leído en los libros durante tu vida. Si quieres parar el tiempo simplemente tienes que girar la mano hacia la izquierda con la mano derecha, pero brujas tan jóvenes como tú aún no saben utilizar la magia negra así que tendrás que apañarte con solo parar el tiempo. Por cierto, cuando lo pares no lo estarás parando en todo el mundo, solo en tu ciudad.- Se calló y miró a Betty directamente a los ojos. La chica estaba asustada y se sentía bastante agobiada y responsable de todo lo que estaba pasando. 
-¿Una bruja? ¿Una… bruja? ¿Soy bruja?
- Sí. Tampoco es tan raro. 
-¡Claro que sí lo es! Esto es demasiado…- Betty cada vez se sentía más abrumada por la situación.- Y… ¿Cómo salvo mi ciudad?- El hombre volvió los ojos en blanco y suspiró.
- Te estoy dando demasiada información pero me das buenas sensaciones. Tienes que ir hasta donde surgió todo. 
-¿Dónde surgió todo? ¿Y eso cómo lo sé?- Betty se echó las manos a la cabeza y le entraron unas ganas terribles de llorar. 
- Es tu trabajo, querida.- Betty le mandó una mirada asesina.- Soy Chandler.
-¿Chandler? ¿No es un nombre muy normal para una persona como tú?
- ¿Y quién dice quiénes son los normales en este mundo?

Betty se encontraba en la entrada del instituto rodeada de cuerpos. Era una situación un tanto tenebrosa. Estaba empapada de los pies a la cabeza. Había dejado de llover y los rayos habían desaparecido. Se preguntaba qué vendría después. También pasaba por su cabeza dónde podría ser aquel lugar donde empezó todo. Anduvo hacia el primer cuerpo. Con una mueca de asco registró el cuerpo en busca de una nota o algo, pero no encontró nada. Miró desesperadamente alrededor pero solo había césped chamuscado. Suspiró con frustración.
-Piensa, piensa, piensa…- Se decía una y otra vez. Pero no se le pasaba nada por la cabeza. 
Una llamarada de fuego incendió el césped que anteriormente había pisado. Abrió los ojos al darse cuenta que delante de ella caían miles de meteoritos incendiados. El agua, el fuego. Faltaban la tierra y el aire. Pensó que aún tenía algo de tiempo. Sacó el móvil de su mochila para llamar a su madre. Un intercambio rápido y desesperado de palabras, un número y dos te quiero. Betty cogió una bicicleta que estaba estacionada allí y pedaleó rápido hacia el hospital de la ciudad. Quizás donde empezó todo fuera en la habitación donde nació. Iba con cuidado ya que caían meteoritos. Un grito agudo sonó por toda la calle. Al mirar hacia el origen vio un meteorito dirigirse deprisa hacia una pequeña e indefensa niña. Un giro hacia la izquierda con la mano derecha. Lo hizo y mágicamente el tiempo se paró. Todo estaba quieto menos ella. Incluso la bicicleta no adelantaba. Se bajó de esta y corrió hacia la niña. Cogió a la pequeña en brazos y la movió hasta el interior de la casa más cercana. Repitió el movimiento y todo volvió a su curso. La niña la miró agradecida y Betty sonrió. Quizás ser una bruja no era tan malo. Volvió a la calle pero la bici había desaparecido. No tenía tiempo que perder así que echó a correr. 

Betty subió las plantas necesarias hasta llegar a la indicada. El hospital estaba repleto de gente con terribles y dolorosas heridas. Toda esa situación daba pavor. Deseó poder parar el tiempo y ayudar a toda esa gente pero eso repercutiría para peor. Se había dado cuenta de que al parar el tiempo la anterior vez el tiempo se había adelantado. Ya era mediodía. Buscó la habitación 213, aquella que le había dicho su madre. Cuando la encontró, entró en ella de golpe. Se arrepintió de no haber llamado a la puerta antes porque había una mujer dando a luz. La matrona corrió hacia Betty para echarla de la habitación. Esta hizo un movimiento y el tiempo paró. Betty, de inmediato, empezó a buscar por toda la habitación. No sabía exactamente qué buscaba pero algo tenía que haber. Pero se equivocaba. Estaba vacío. Salió de la habitación y volvió el tiempo a la normalidad. Salió de aquel hospital tan escandaloso y tan caótico. Habían parado de caer los meteoritos y la tarde llegaba a su fin. Parar el tiempo hacía que este transcurriera el doble o el triple de rápido. El suelo empezó a temblar y Betty se imaginó lo peor. Bajo los pies de la ciudad se abrió una enorme grieta. Algunas personas cayeron por ella. La grieta no paraba de hacerse más grande y hacía temblar toda la ciudad. Era un hecho casi imposible salvar a todo el mundo. 
Betty no sabía a dónde ir. El autobús de esa mañana pasó por la calle. Estaba recogiendo a gente. Betty empezó a llorar y solo tenía ganas de irse a casa y estar con su madre que le mandaba mensajes sin parar. Se subió al autobús y se sentó en su sitio de siempre hecha un desastre. Era demasiada responsabilidad salvar una ciudad ella sola, solo deseaba que ese día no hubiera llegado nunca, era una situación demasiado surrealista. Como era de esperar, en su asiento tampoco había nada. Betty se rindió y pensó que viviría con una gran responsabilidad encima que no había podido cumplir.

Llegaron a su parada y se bajó del autobús. Una ráfaga de aire pasó y levantó al autobús por los aires. Se le pasó por la mente por qué a ella no le afectaban todas esas cosas, por qué ella no se había ido volando o por qué no le había caído un meteorito o un rayo. Y cayó en la cuenta de que era una bruja y no una persona normal y corriente. Chandler le había dicho que la Tierra estaba castigando a los humanos y ella no era uno de ellos. Pero su madre sí, así que corrió hacia su casa y la buscó por todos lados.
-¡¡MAMÁ!!- Gritaba con todas sus fuerzas pero no la encontraba. Empezó a llorar sin consuelo. La llamó por teléfono pero no daba señal. ¿¡Cómo iba a haber señal en el fin del mundo!? Estaba en la planta superior y pensó en ir a la cocina para beber un poco de agua y así tranquilizarse. ¡La taza! La taza había sido el inicio de todo. Corrió a la cocina aún más deprisa mientras se limpiaba las lágrimas. Cuando llegó vio en el suelo todos los trocitos de cristal. Buscó entre ellos algo, una nota o una pista. Lo que fuera, pero solo había eso: pedazos de cristal. Se tapó la cara con las manos. Ya no se le ocurría nada más. Todo estaba perdido. O eso pensaba Betty hasta que un fuerte destello se le escurrió entre los dedos y le deslumbró. Se apartó las manos y miró hacia el suelo. Los cristales se habían ordenado formando un texto:
<<Sabía que podrías. 
Solo limpia este desastre de una vez, maldita sea.
Chandler>>
            Betty soltó una risita nerviosa, no supo ni por qué. Recogió todos los pedazos de cristal y los echó a la papelera. ¿Y ya estaba el mundo salvado? Betty caminó hacia la puerta principal. Rodeó el picaporte con la mano y lo giró. Abrió la puerta. Pero solo pudo ver una luz blanca.

            

Ring, ring, ring… El insoportable ruido no paraba de sonar. Betty se revolvió en la cama y se tapó la cabeza con la almohada. Abrió los ojos de golpe y se levantó de un salto. Corrió hacia la ventana. Campos verdes, montañas altas, cielo despejado, una suave brisa de primavera y la gente yendo a trabajar y a clases. ¿Había sido un sueño? Fue demasiado real para ser solo un sueño. Betty se dirigió de nuevo hacia la cama y apagó el despertador de una vez por todas.
- Betty despier… ¡Oh! Estás levantada.- Su madre le dio un rápido beso. Pero antes de que saliese, Betty le cogió del brazo y la atrajo hacia ella. Abrazó a su madre tan fuertemente que no sabía dónde terminaba una y dónde empezaba la otra. 
Después de un rato, su madre salió de la habitación para dejarle privacidad a Betty. Esta fue hacia el armario para vestirse. Cuando lo abrió algo rojo chillón cayó al suelo. Lo miró y se agachó para cogerlo. Betty sonrió de oreja a oreja al saber que eso rojo chillón era la chistera de Chandler. Ahí supo que no había sido solo un sueño. 
Finalmente, Betty lo había conseguido.


Significados            
Estamos rodeados de significados y no nos damos cuenta o no les prestamos atención.
            ¿Sabemos lo que es? Pues realmente no lo sé. Tantas cuestiones, tantas señales que se muestran en la vida de cada uno de nosotros. Esto es cosa de locos o eso me dicen a mí. Hay muchos significados, significados negros llenos de odio, de tristeza y de agonía que nos envuelve como un manto que se muere en nuestra mente.
            Observamos a nuestro alrededor y nos cuestionamos, ¿qué significado tendrá esto o aquello? Son cuestiones tan simples pero tan profundas como el abismo de nuestras miradas que significan más que las estrellas que cada noche brillan en el cielo.
            Tú, el que está leyendo esto, ¿crees en los significados? Tu mente es un mar que se deja guiar por el viento, a veces más fuerte que se puede asemejar a los impulsos o los vientos suaves como la tranquilidad. ¿Tú significas algo para alguien? 
            Realmente la vida es significativa, te levantas por la mañana y si te vas sin despedirte de tu madre piensas, "¿significará algo para ella que me haya ido así?" A lo mejor te dicen algo que aunque para ti no sea de mucha importancia, para esa persona significa algo muy grande; fijarse en los detalles parece difícil pero es mucho más fácil de lo que pensamos, lo que resulta complicado es pararte a pensar unos diez segundos si la persona que tienes delante es la que quieres ver todos los días de tu vida, quizás lo difícil sea mirar a las personas y pensar en los significados de cada una de ellas: una mirada, una simple y corta palabra, un susurro, una caricia, cada uno de los actos tienen su significado, que no nos demos cuenta no lo hace menos real. 
            En unos ojos vidriosos puede haber una persona luchadora, detrás de una sonrisa puede hallarse un alma perdida o rota; para darnos cuenta de lo que significa cada acto primero hay que detenerse y analizarlos, a veces algo puede parecer de una manera pero puede tratarse de otra realidad totalmente diferente.
             Hay significados de manos negras que nos dan la mano para soltarnos a tres mil metros del suelo; caemos pero gracias a esas manos somos más fuertes y ya las alturas no nos dan miedo. ¿Significan algo para ti las alturas? Realmente no conozco tu pensamiento y es una cosa que me intriga bastante, y ni siquiera sé si eres una mujer o un hombre... O incluso un robot. A lo mejor eres ese avión que sonríe entre las nubes más blancas que un pensamiento nervioso o eres el escarabajo que prefiere la humedad de una tierra inalcanzable para el ser humano. 
            ¿Para ti la música tiene significados? Para mí sí; cada letra tiene una verdad, una verdad triste que a la vez asusta o una alegre que te hace tener vértigo. 
            ¿Significa el amor algo para ti? Una montaña rusa llena de prejuicios, de dudas e inseguridad. Algo que existe pero en poca cantidad. Nos matamos a nosotros mismos, las especies estamos en guerra. ¿Una guerra muy significativa? Tal vez sí, tal vez no. Ojalá el futuro ponga punto y aparte, el futuro somos todos nosotros y tenemos todas nuestras manos para unirnos en el libro de la vida.
            ¿Significa la Biblia algo para ti? El sitio donde todo el mundo derrocha su suerte o sus desdichas porque no somos capaces de asumir nuestras victorias o nuestros errores. ¿Para Adán y Eva significará algo la manzana? Tal vez realmente Adán representa a todos los hombres y Eva a todas las mujeres con el fin de actuar por un bien común y la manzana es el mundo. El mordisco del famoso pecado que es lo que estamos haciendo: destruirnos y destruir al mundo.
            ¿Significa la vista algo para ti? Observamos acontecimientos que nos alegran, nos aturden, nos asustan, nos hacen llorar... Hay gente que desearía estar ciego porque ojos que no ven corazón que no siente , pero hay personas que tienen vista y no tienen ni latidos. Una caja vacía llena de silencio y oscura por la noche y llena de brillo por la mañana, la cual decoramos con cada paisaje que vemos en un día, pero, hay gente cuyo único paisaje es su imaginación. 
            ¿Significa la lluvia algo para ti? Observamos cómo las gotas abrazan a nuestro cristal y cómo poco a poco la recorren de arriba abajo dejando un camino uniforme hacia el suelo. Las lágrimas dejan un camino parecido en nuestro rostro, la lluvia se desahoga con el cristal y nuestras lágrimas con nuestras mejillas.
            ¿Significa la risa algo para ti? Una de las mejores melodías que pueden existir, una melodía la cual nos hace desconectar un poco de nuestros problemas y monotonía a la que estamos sometidos. Algunas risas pueden ser tan escandalosas como el duro paseo de un huracán por unas calles simples, y otras delicadas como un susurro. Risas con un dulce encantamiento.
            ¿Significan las palabras algo para ti? El medio por el que nuestras cuerdas vocales bailan al compás de nuestras ideas cada día. El vehículo por el cual nos pueden odiar o nos pueden querer, ¿Significa la voz algo para ti? ¿Tu voz es útil o inútil? La voz , cada uno con un tipo de voz diferente al igual que los colores. Voces vestidas de rojo pasión o tal vez vestidas de inseguridades, al igual que el paseo de dos respuestas gemelas pero con un hechizo opuesto al otro y tener que separarlas para siempre. Son contrarías pero se complementan como el ying y el yang.
            ¿Significan los amigos algo para ti? Esas personas tan insoportables y a la vez tan inseparables, que están con nosotros en lo buenos momentos y en los malos. Hay personas que se visten con el traje más confiable en uno de los escenarios más deseados, y poco a poco te vas dando cuenta de que... Ese traje se está rompiendo, las costuras del cual presumían son las que más le están fallando y que la suela del zapato se está despidiendo del cuero al que estaba condenado. Personas falsas delatadas por su odiosa etiqueta y con un código de barras en común. Triste realidad que nos rodea a diario.       ¿Significa el pensamiento algo para ti? Ese mundo único lleno de ideas abstractas que cada uno de nosotros poseemos. Con recuerdos horribles como el sufrimiento y que a su vez, se alían con otros de los recuerdos más hermosos como la inocencia de un niño.
            ¿Tú cómo estás pensando ahora? Eso lo sabes tú y nadie más, es nuestra propia jaula en la que encerramos nuestras cuestiones más bellas enredadas con nuestra sombra de la duda. Y en las noches más silenciosas se alzan en un vuelo similar al de un buitre. 
            Finalmente, ¿Significa este relato algo que está destinado para ti?