miércoles, 16 de febrero de 2022

8 de marzo, Día Internacional de la Mujer

 Escritoras del pasado muy presentes.

Los estudiantes de segundo de bachillerato han realizado diferentes creaciones en torno a la figura de Carmen Laforet y su novela Nada. Después de realizar un trabajo de investigación sobre la vida y obra de la escritora, han presentado sus tareas en forma de reseñas, dibujos y booktrailers. Aquí os dejo ejemplos de las tareas realizadas.


DIBUJOS:





RESEÑAS:

Una ilusión juvenil en una odisea de desengaño

 

Carmen Laforet, nacida en la ciudad de Barcelona en el año 1921, fue una reconocida escritora de posguerra y como resalta en este grupo literario, su novela está cargada de aspereza y de pesimismo, aunque con una ligera pincelada de esperanza que revela el profundo anhelo de la autora. Se volcó a la fama casi instantáneamente con el primer premio Eugenio Nadal 1944, incluso habiendo entregado su pieza fuera de plazo.

 

A pesar de que intenta evitar retratarse en sus escritos, no cabe duda de que sus obras muestran cierto factor autobiográfico. Andrea, la protagonista de Nada, llega recién cumplida la mayoría de edad a Barcelona con la intención de estudiar en la facultad de Filosofía y Letras, apenas medio año después del fin de la Guerra Civil Española, al igual que había ocurrido con la propia Carmen Laforet. Ambas nacieron condenadas a un inusitado entorno familiar. Ambas sufrieron prematuramente la muerte de su madre.

 

Es bien sabido que Carmen Laforet fue criticada por su círculo más cercano debido a los claros y desfavorables retratos de muchos de sus propios familiares. Esto, en el fondo, hace de Nada una obra realista hasta la médula, que sin esfuerzo logra que el lector se adentre en sus páginas y sea capaz de empatizar con los sentimientos de los personajes. Además de la capacidad descriptiva de la autora, explícita y meticulosa sin llegar a ser tediosa, crea una viva imagen mental de la superposición de escenarios truculentos frente al esplendor de muchos otros escenarios con un ambiente más candoroso. De esta manera, nunca se acaba de llegar al nirvana de la catástrofe, puesto que Andrea siempre alberga una pequeña vía de escape cuando todo parece implosionar a su alrededor.

 

La joven ilusión de Andrea por emprender una nueva vida se ve muy pronto sofocada por el ambiente familiar con el que se topa al llegar a la gran ciudad. Su tía Angustias, presente durante la primera parte del libro, es hondamente retrógrada y se empeña en educar a la protagonista de manera conservadora, prohibiéndole incluso el salir a la peligrosa ciudad y reprimiéndola cuando decide explorar los recovecos de Barcelona. Por otro lado, su tío Román, un hombre culto que fascina a Andrea al principio por su conexión con el Arte, solía ser un pianista de considerable prestigio, el cual está sumido en un oscuro hoyo que le lleva a ser una persona manipuladora y vil que disfruta causando la discordia en el hogar. También habita en la casa con su tío Juan y su esposa Gloria, que comparten un delicado bebé. Su tío Juan trabaja como pintor aunque carece de talento, lo cual lo convierte en un ser inferior a su hermano Román. Juan es el vivo retrato de una masculinidad que lo mantiene inservible y peligroso para la familia, propiciándole numerosas palizas a su mujer, quien solo trata de suministrar un dinero extra que los haga sobrevivir frente al hambre. Gloria es descrita como atractiva, joven y es la causa de una creciente competitividad entre hermanos por la historia romántica que ella ha mantenido con ambos. La madre de estos personajes está cegada por puro amor maternal y antepone las necesidades de su familia frente a las suyas, lo que acaba convirtiéndola en una anciana demente y raquítica. Paralelamente al entramado de discusiones y tensión que reinan en la casa, vive la terrorífica criada, Antonia, que solo siente afecto por Trueno, el perro de Román.

Toda esta hostilidad se arraiga sin esfuerzo en el alma de Andrea, quien se ve así obligada a evadirse en las pocas amistades que entablará en la universidad. Mediante estas amistades, Carmen Laforet retrata la juventud de la época, que trata de ignorar el pesimismo que la Guerra Civil ha dejado en España y se aferra a la creencia de que un futuro mejor es posible. Conoce a Ena, una encantadora muchacha a la cual idolatra y que constituye su única fuente de alegría y su contacto con una familia estructurada.

 

La novela se articula en tres partes:

 

La primera parte consiste en su llegada a Barcelona y la formación de su opinión sobre su familia. Nada más poner pie en el piso vetusto y diogénico a Andrea le abruma una sensación de terror y de desconfianza. Es una chica introspectiva, que no exterioriza sus quejas. Cuando Angustias pretende formarla como una señorita de buena condición de la época, se muestra impasible y se deja consumir por el arrebato de su independencia. En el momento en el que su tía Angustias desaparece unos días, es capaz de probar el dulce sabor de la libertad: el éxtasis que supone disfrutar de su juventud en una gran metrópolis. Por eso, cuando su tía regresa, Andrea explota en un ataque de rebeldía.

 

«Me di cuenta de que podía soportarlo todo: el frío que calaba mis ropas gastadas, la tristeza de mi absoluta miseria, el sordo horror de aquella casa sucia. Todo menos su autoridad sobre mí. Era aquello lo que me había ahogado al llegar a Barcelona, lo que me había hecho caer en la abulia, lo que mataba mis iniciativas; aquella mirada de Angustias.»

 

Consecuentemente, Angustias desiste del intento de educar a su sobrina y la primera parte finaliza con su partida de Barcelona junto a su amante, derrocando con este único acto todos los valores tradicionales que proclamaba poseer.

 

La segunda parte se inicia con una Andrea renovada, libre al fin. Una vez asimilada la idiosincrasia de su familia, decide distanciarse de ésta, utilizando la casa de la calle de Aribau como mero alojamiento. A causa de la falta de dinero, comienza a experimentar una hambruna que irá en progresión durante el resto del libro, lo que provocará en ella numerosos mareos y dolores de cabeza y desconectándola del hilo de su carrera universitaria. Pero eso no le parece importante, puesto que experimenta un nuevo tipo de alegría: el amor. El amor puro e ingenuo que surge entre sus amigos Ena y Jaime. A ella, que solo es testigo mudo de este amor, la colma de fascinación. Sus escapadas a la playa retratan las expectativas que tenía de su nueva vida, pero pronto todo se tuerce. De nuevo, su familia irrumpe en sus fantasías risueñas, cuando por primera vez la cautivadora Ena toma contacto con su tío Román y esta se desarraiga de toda su vida, incluso de la propia Andrea.

 

Román encarna un misterio de hombre experimentado, orgulloso e irremediablemente dañado. El intelectual traumatizado que parece ser incapaz de sentir amor y que se aprovecha de todo cuanto tenga oportunidad, aquel que tanto maravilló a la recién llegada Andrea, le arrebata repentinamente a su mejor amiga. Roman y Ena se cautivan mutuamente y ofuscan a la pueblerina, quien se ve dividida entre el odio y la lástima de haber perdido a su amiga.

 

            Carmen Laforet plasma a menudo relaciones con gran diferencia de edad sin temor a provocar una controversia y sin condenarlo de una manera explícita, pero sin esconder el factor cuestionable de la base de la relación: el anhelo de adultez, de romper de una vez por todas con los ideales infantiles. Al igual que en su siguiente obra, La isla y los demonios, cuando profundiza en la obsesión del amor no correspondido, que desarrolla la adolescente de dieciséis años Marta Camino con un pintor cuarentón llamado Pablo, y pese a la inocencia de este afecto, se produce la causa de su liberación e independencia contigua. De hecho, dicha obra, junto a La mujer nueva, constituyen una especie de trilogía de la autora que gira en torno al idealismo y la zozobra del presente.

 

            Como consecuencia de la enigmática relación entre Ena y Román, la madre de la chica, Margarita, acude a Andrea para explicar la causa del comportamiento de su hija y se establece así el puente de unión entre la segunda y la tercera parte de la novela. Su madre había estado enamorada con locura de Román en su juventud, hasta el punto de causarle un trastorno; por lo tanto, esta es la razón de que tema por el futuro de su hija Ena.

 

            En la última parte, Andrea interioriza su infelicidad y su desilusión, ennegrecida por su pobreza y su hambre prácticamente extrema. Se desvela a Román como un hombre vivamente romántico que enloquece en efecto por este sentimiento, intentando encontrar en Ena lo que Gloria se niega a darle y como consecuencia del rechazo de ambas, recurre al suicido. Tras este trágico suceso, Andrea comprende que su inestabilidad familiar es insoportable y, gracias al restablecimiento de su amistad con Ena, se mudan las dos a Madrid, junto a Jaime.

 

La escritora ha sabido además entroncar varias historias variopintas que dotan de un enorme realismo a su novela, ya que Andrea es una mera observadora  de estas historias en las que pocas veces se ve activamente implicada. Por ejemplo, la escenificación de la juventud de la posguerra mediante un grupo de chicos adinerados, aspirantes a la erudición, que reemplazan a Ena durante su período de distanciamiento. Frente a sus privilegios, Andrea no demuestra jamás envidia sino curiosidad y cierta repugnancia por las costumbres de la alta sociedad. Asimismo, relata la problemática de maltrato entre Gloria y Juan. Juan descarga todo su odio y todo su rencor sobre Gloria. Un rencor provocado por las secuelas de la Guerra, por su fracaso como pintor, por las humillaciones de su hermano y por una senectud en progreso. Gloria es ridiculizada continuamente por los hombres del domicilio; aun así, el móvil de su resistencia reside en el amor más que en el miedo. Ella se aferra a los escasos momentos entrañables que comparte con Juan; así demuestra más fortaleza que cualquiera de los personajes, pues a pesar de su posibilidad para huir, dado que conserva la juventud y el atractivo, decide por voluntad propia permanecer junto a su espeluznante marido y a su enfermizo hijo. Gloria destaca sobre el resto de los personajes; no tiene una gran lucidez intelectual, pero goza de gran consciencia sobre sí misma y comprende el funcionamiento de la morada mejor que el resto de los parientes, ya que, a diferencia de Andrea, es verdadera parte de ese hogar. Gradualmente se va convirtiendo en una dulce figura maternal hacia Andrea, y desarrollan un genuino cariño entre ellas.

 

«Y si siempre fuera malo, chica, yo le podría aborrecer y sería mejor. Pero a veces me acaricia, me pide perdón y se pone a llorar como un niño pequeño... Y yo, ¿qué voy a hacer? Me pongo también a llorar y también me entran los remordimientos..., porque todos tenemos nuestros remordimientos, hasta yo, no creas... Y le acaricio también... Luego, por la mañana, si le recuerdo estos instantes, me quiere matar...» 

 

A lo largo de las páginas del libro, Laforet narra en boca de los familiares de Andrea el pasado de estos a medida que los empieza a conocer paulatinamente y descubrimos que la raíz de la maldad y la sinuosidad de los personajes reside en las dificultades provocadas por la Guerra Civil. Con melancolía, se exponen espléndidas historias de amor y de aspiración de progreso, cuyo recuerdo parece quedar en segundo plano con los contratiempos que acarrea la pobreza y el miedo generalizado a la muerte. Este miedo provoca tal necesidad de sobrevivir que se prioriza la justificación del fin frente a los medios. La misma Andrea divaga en su vida previa a la aventura barcelonesa, pero es comprensible que su juventud sea fuente suficiente de autodesarrollo, de querer tantear la insistencia de la promesa de libertad y de deleitarse con ella sobre cualquier impedimento. Por ello, los escenarios de la ciudad cobran gran importancia, y constituyen prácticamente un personaje más del libro; la evasión que nunca le fallaría. Aprende a encontrar la belleza en todos los escenarios de Barcelona, ya sea en la turbulencia de los callejones del Raval o ante la majestuosidad de la Catedral. 

 

«No sabía si tenía necesidad de caminar entre las casas silenciosas de algún barrio adormecido, respirando el viento negro del mar o de sentir las oleadas de luces de los anuncios de colores que teñían con sus focos el ambiente del centro de la ciudad. Aún no estaba segura de lo que podría calmar mejor aquella casi angustiosa sed de belleza que me había dejado escuchar a la madre de Ena. La misma vía Layetana, con su suave declive desde la plaza de Urquinaona, donde el cielo se deslustraba con el color rojo de la luz artificial, hasta el gran edificio de Correos y el puerto, bañados en sombras, argentados por la luz estelar sobre las llamas blancas de los faroles, aumentaba mi perplejidad» 

 

De igual manera que la inmensidad cosmopolitana engloba todas las novedades desconocidas y anheladas que Carmen Laforet inyecta en la personalidad de Andrea, la casa de la calle Aribau se contrapone como un cochambroso hoyo de perversidad, decorado fríamente con gritos, reproches y desconsuelos tras cada una de sus puertas. En este sentido, la habitación de Román sufre el mismo desarrollo psicológico que Andrea. Para ella, este era el único lugar que le producía interés legítimo, aunque juntamente con la perspectiva de Andrea sobre él, el cuarto se transforma en un engaño sórdido. El piano, los cigarrillos, las peculiaridades adorables de su tío, la serena luz que acaricia el foco intelectual del hogar, son solamente un medio para encandilar y corroer a aquel que decida adentrarse en ese cuarto. Al llegar Andrea a esta conclusión, siente la más desgarradora de sus decepciones. Se convence de que ha malgastado su tiempo frustrada por un berrinche pueril, se convence de que todo había sido para nada —de ahí el título del libro—, aunque en el fondo sabe que no es así.

 

«Bajé las escaleras, despacio. Sentía una viva emoción. Recordaba la terrible esperanza, el anhelo de vida con que las había subido por primera vez. Me marchaba ahora sin haber conocido nada de lo que confusamente esperaba: la vida en su plenitud, la alegría, el interés profundo, el amor. De la casa de la calle de Aribau no me llevaba nada. Al menos, así creía yo entonces.» 

 

            La esperanza sobre la contigüidad de la vida de Andrea cierra de forma optimista el aprendizaje un tanto espiritual que describe Nada. Así se manifiesta la visión de Carmen Laforet. Sin embargo, su vida sufrió un destino amargo que parecía escrito por ella misma. Se retiró del mundo literario, saturada por las complicaciones que este porta consigo, creció en ella una aversión a la escritura, y los últimos años de su vida se mostró crítica ante su obra hasta desarrollar una enfermedad degenerativa que fundió su memoria y su capacidad de hablar hasta su muerte el 28 de febrero de 2004. 

 

Todo lo relacionado con la novela y con las cuestiones que plantea no envejece; es una obra sobre el inicio de la juventud, sobre la flor de la vida. Por muchos años que transcurran, la efervescencia juvenil es innata en todos los seres humanos. Andrea es solo una más en una generación inexperta y cargada de inquietudes sobre el paso a la edad adulta, es una espectadora de las nuevas experiencias de las que se nutre, sean estas negativas o positivas. Por muchas desesperanzas, por muchas confusiones y por muchos miedos que sienta, estos terribles sentimientos conforman una parte ineludible de su ansiada aventura hacia la madurez y es algo que necesita comprender para no dejarse derrumbar y caer en el vacío. Se entrega a la ciudad consciente de los peligros que la esperan; sin embargo, es precisamente este peligro el elemento fundamental de su pacto con el futuro para sentirse viva y soltar las anticipaciones que habían sido conformadas en su niñez. Ignora su irremediable miseria, mas se alimenta de la nostalgia que le produce. Y es que el inicio de una nueva etapa en la vida trae consigo, además de una ola inicial de idealismo y de exaltado ánimo, una sensación prevalente de añoranza, sea en la época que sea. Este es el punto de partida para activar el motor de la escritora a la hora de redactar la obra, cuyo argumento está formado por los finos hilos de las historias de sus personajes que tan insólitos parecen, pero que tan reales son. Por lo tanto, la inmersión profunda en la narración nos acostumbra a la singularidad de dichas personalidades; la locura puede ser el pan de cada día, al igual que ocurre en la vida misma. 

 

Al igual que en todas las generaciones de jóvenes, existe cierto sometimiento a unas duras expectativas, fruto de la cantidad de recursos y mejoras de las que se gozan en relación al sector de la población más maduro. En consecuencia, la juventud se convence de que su valía se mide con respecto a su capacidad de cumplir dichas expectativas. Se tiene la falsa percepción de que la juventud es una etapa maravillosa en la que no existen problemas, como define Ruben Darío en su poema “Juventud, divino tesoro”, los supuestos días gloriosos de esta edad se idealizan y se exaltan obviando las miserias que conlleva la falta de experiencia y la ingenuidad. Tal como apunta Luz Sánchez-Mellado en su columna titulada AnZiedad, los jóvenes se endulzan a ojos ajenos mientras que interiormente deben afrontar, junto a un sentimiento de incomprensión, los retos de la vida diaria que eventualmente han endurecido sus aspiraciones. Su felicidad se da por sentada, mas la PEvAU cada vez es más exigente, carecen de trabajo y se comparan con miles de seres virtuales idealizados que refuerzan su débil autoestima.

 

Como cualquier adolescente que siente la llegada de la  inminente etapa universitaria, nos identificamos en nuestra propia piel con las expectativas que Andrea se ha establecido y prevemos los latentes obstáculos que nos esperan en el núcleo de la ciudad. Conforme Andrea destapa sus frustraciones y padece la inseguridad de su soledad, nos introducimos en la más viva sensación de la imprevisibilidad del porvenir, a la vez que compartimos la auténtica  raíz de un saco de ideales que atesora desde una temprana edad.                                                                                                       

            




      Un sufrimiento vasto y profundo impregnará todo su universo

 

En la obra más famosa de la célebre escritora Carmen Laforet, nos encontramos a la joven Andrea que se muda a la ciudad de Barcelona para estudiar Filosofía y Letras y para empezar a conocer mundo. Esta joven se ha quedado huérfana por culpa de los estragos de la Guerra Civil Española y se va a vivir con unos parientes, que son los personajes secundarios de la obra, y que la acompañarán en su nueva andadura durante su primer año de carrera. Andrea reside en una cochambrosa casa antigua derruida con su abuela, su tía Angustias, su tío Román, su tío Juan y su pareja Gloria; además aparece una entrometida sirvienta llamada Antonia. Como iremos viendo en el libro estas  personas son todas muy especiales y con unos problemas un tanto peculiares. 

 

La vida de Andrea se encuentra acompañada y muy marcada por la convivencia con sus nuevos compañeros de piso, que son piezas clave en la primera parte de la historia que nos cuenta en primera persona. En esta primera parte, la narradora nos enseña cómo su estancia en la calle Aribau no es como ella esperaba y cómo sus familiares tampoco son lo que ella pensaba. Su abuela es la dueña de la casa y por su avanzada edad le cuesta seguir el ritmo de los demás integrantes del nutrido hogar.  Es la madre de Juan y de Román, siempre ha tenido predilección por sus dos  hijos varones y, ahora que tiene a su nieta Andrea viviendo con ellos, intenta hacerle la mayor compañía posible. Angustias es la tía de Andrea y una de las protagonistas de la primera parte. Es muy conservadora y tradicional de puertas para afuera; sin embargo, en realidad esconde una relación amorosa con un señor casado. Esta relación ilícita tendrá como consecuencia su fuga con él y nos llevará al fin de la primera parte. Es muy estricta con Andrea y hace que se sienta ahogada por las trabas que le impone para salir y por ese cierre perimetral al que la somete. Su tío Román es realmente un personaje muy misterioso, está soltero y hace largos viajes por lo que muchas veces no sabemos nada de él. Siempre ha tenido un gran sex-appeal con las mujeres de todas las edades, este hecho lo envuelve aún más en un cierto aire misterioso. Cuando está en casa, interactúa con su sobrina Andrea conversando acerca de muchos temas entre otros su pasado como músico y ofreciéndole cigarros como reclamo para que pase más tiempo con él. Este personaje alcanza su  protagonismo en la tercera y última  parte.  Juan y Gloria forman un matrimonio con un hijo que tiene muchísimos problemas. Juan siente unos celos y un terrible odio por Gloria, a la que violenta y humilla constantemente por esos celos enfermizos que tiene hacia ella, la cual  se nos presenta como un personaje sumiso a Juan y que es la responsable de que los dos hermanos estén enfrentados: Román y Juan han estado enamorados de Gloria; pero esta ha preferido a Juan aunque sigue teniendo momentos de tensión con Román. El matrimonio no se separa, ya que a pesar de la violencia de Juan hacía ella se quieren y para Gloria son más importantes los momentos de intimidad en los que le pide perdón y le muestra afecto, que los malos tratos recibidos por parte de su marido, palabras que confiesa a Andrea días antes de que esta se vaya a Madrid. 

 

La primera parte desarrolla el tema de la  comunicación intrafamiliar y cómo Andrea se siente ahogada en aquella casa por los impedimentos de su tía Angustia para que Andrea pueda salir todo lo que a ella le gustaría y poder ver la ciudad y explorar todo lo que este nuevo lugar tiene que ofrecerle en su juventud. A esto se le suman las relaciones que tienen los familiares entre sí con los episodios de violencia entre Gloria y Juan y las charlas con Román, mientras ambos fuman y hablan acerca de temas triviales. Esta primera parte sirve como presentación y acaba cuando Angustias decide marcharse de la casa para escapar con su amante, aunque sus allegados creían que se iba a un convento y que había estado ahorrando durante mucho tiempo para este propósito. El abandono de la casa por parte de la tía, significaba la libertad total de Andrea para poder realizar lo que ésta quisiera y así poder conocer realmente la vida de la ciudad de Barcelona, disfrutar de sus nuevas amistades y acudir a la universidad sin tener que controlar el tiempo en el reloj. Parece que nuestra protagonista ha resuelto sus problemas, pero nuevos obstáculos aparecen en su camino: las difíciles relaciones entre Juan y Gloría tomarán cierto protagonismo en la segunda parte de la obra. 

 

En la segunda parte de la novela, nos encontramos con una Andrea liberada totalmente de la sensación de ahogo que la asfixiaba. Ahora se permite disfrutar de todas las facetas de la ciudad de Barcelona y conoce a los amigos que serán los personajes de esta segunda parte y que servirán de contraste con la delicada relación de Gloria y su tío Juan. Andrea ahora es más consciente y protagonista de esta difícil relación. Con la huída de Angustias, Andrea empezó a administrarse la paga por orfandad y quiso mudarse sola fuera de aquella derruida casa y lejos de sus familiares; pero, tras pensarlo y los intentos de su tío Juan de que se marchara, accedió a ir solo a casa para pasar la noche y que las comidas las haría fuera, costeadas con su pensión. Antes, en el día a día de la universidad, había conocido a una amiga, Ena, que sería pieza clave en el desarrollo de la historia que nos cuenta. Y ahora que ya no tenía impedimentos con los horarios, pasaba la mayor parte del tiempo en casa de Ena, una chica rubia casi extranjera con un gran don de gentes y con una belleza exótica, que se había interesado por ella y que se había convertido rápidamente en la mejor amiga de Andrea. En aquella época Ena tenía un novio, Jaime, que llevaba a las mejores amigas a la playa a dar largos paseos y a disfrutar de las tardes, que para Andrea servían como vía de escape para hacer frente a la realidad confusa en la que vivía y les mostraba un lado muy amable de las relaciones. Cuando nuestra protagonista llegaba a casa, se encontraba con la dualidad más terrible: innumerables episodios de violencia entre el matrimonio de sus tíos que contrastaban con la feliz relación entre Ena y Jaime. El momento que más impacta a nuestra protagonista ocurre tras pasar una amable tarde con Ena y su novio viendo cómo ambos se adoran mutuamente y llega a casa y ve cómo Juan le propinaba a Gloria tal paliza que la dejaba casi muerta y para que no perdiera la consciencia la baña en agua fría. Esta acción se ve interrumpida por los gritos de la abuela y el llanto desesperado del niño fruto de la pareja. Andrea llegó en el momento cuando lo peor ya había pasado, sacó a Gloria de la bañera y se la llevó a su cuarto a dormir por temor a que Juan siguiera con la represalia. Justo allí tiene lugar uno de los diálogos que más marca a la protagonista: Gloria confiesa que está muy harta de su relación y de la forma en la que vive, y añade que daría lo que fuera para que parara el desesperante maltrato continuado de su marido. Andrea se conmovió bastante con la escena donde Gloria se mostraba débil quitándose esa armadura de mujer fuerte con la que Andrea siempre la había visto. Juan estaba escuchando las declaraciones de su mujer a su sobrina e interrumpe la conversación para reprochar a Gloria aquellas, para él, injustas declaraciones. Para evitarle el mal rato a Andrea, Gloria simplemente se fue con Juan a su cuarto dejándola con una sensación de malestar tras haber presenciado, en un corto periodo de tiempo, la dualidad de las relaciones personales y las diferentes perspectivas que puede tener la palabra amor. Tras haber quedado escarmentada con las escenas de aquella noche y con una Ena cada vez más distante de ella, ya que días antes de estos sucesos le había preguntado por su tío Román porque había escuchado hablar sobre él y quería conocerlo, pero Andrea no veía bien ese futuro acercamiento y siempre rehuyó de sus preguntas. A partir de entonces, Ena tomó una actitud bastante sería llegando incluso a separarse de su amado Jaime y dejando a Andrea bastante desconsolada por los múltiples desplantes de Ena en la universidad. Al salir de su amistad con Ena, conocemos a unos amigos que nos había presentado Andrea antes pero que toman protagonismo ahora que Ena no se encuentra en escena. Es un grupo de chicos muy variopinto lleno de pintores, críticos y escritores adinerados que se reunían para hablar e inspirarse y que servían a Andrea de entretenimiento. Allí tuvo su primer pretendiente formal, Pons, que resultó ser un fracaso para Andrea. Aunque antes, un tal Gerardo la había cortejado e incluso le había robado un beso, pero esa relación no había pasado de ahí. Una noche que se encontraba con sus nuevos amigos vuelve a casa pensativa y se encuentra un nuevo escenario: el niño de Gloria y Juan había caído terriblemente enfermo hasta tal punto que todos pensaban que iba a morir. Juan tenía que salir a trabajar pero no quería por no dejar al niño solo; sin embargo, animado por Gloria salió. Nada más salir Juan, Gloria se fue a la casa de su hermana donde usualmente iba a sacar un dinero que hacía que la familia pudiera comer; pero esta vez su propósito era buscar dinero para los medicamentos. Nada más salir Gloria, entró Juan en la casa nervioso por el estado del niño y, al saber que Gloria no estaba, fue corriendo para matarla por no estar pendiente del niño. Andrea, desesperada por el futuro desenlace de la situación, corrió tras su tío y después de hacer un recorrido por las calles de Barcelona, entraron a la casa de la hermana de Gloria y,  tras tener una pelea le echan en cara a Juan que Gloria estaba manteniendo a su familia y el poco talento que tenía como pintor. Gloria coge del brazo a Juan y, tras preguntarle si el niño estaba muerto, ambos se derrumban y lloran de camino a casa. Con esta escena, Andrea tiene otra perspectiva más de la relación de sus tíos. Acabamos la segunda parte con una relación de Ena y Román cada vez más fuerte y con una Andrea preocupada sin entender bien a qué se debe ese acercamiento entre su tío y su amiga. A ojos de toda la familia, Ena es la nueva amante de Román y este, a pesar de sus amoríos con la joven, sigue intentando su relación con Gloria quien lo rechaza una y otra vez. 

Consideramos la segunda parte como la mejor trabajada desde el punto de vista estilístico: unas descripciones de Barcelona y del ambiente que se respira muy bien construidas junto a la aparición de uno de los temas más interesantes que trata el libro, ese contraste entre la idílica relación Ena-Jaime y la difícil unión entre Gloria y Juan. Andrea es partícipe de ambas situaciones y se siente involucrada en las dos relaciones amorosas de la misma manera. Nos presenta al personaje de Gloria como muy profundo y con muchísimo trasfondo, quien pasa de ser simplemente un ama de casa sumisa a una mujer fuerte, que saca a su familia adelante y que soporta las humillaciones luchando por el amor de un hombre que no la merece pero que la acogió cuando no tenía nada y lo prefiere a pesar de todo. Aún nos queda por conocer el desenlace de la novela donde acabaremos descubriendo el final de la imprevisible relación entre Ena y Román y la verdadera naturaleza de la mejor amiga de nuestra narradora y protagonista.       

 

En la tercera y última parte de la obra, nos encontramos a una Andrea muy distanciada de Ena, cuya madre queda con ella para conversar acerca de su distanciamiento y exponerle a la mejor amiga de su hija cómo le preocupa su relación con Román que tantísimo protagonismo ha cobrado en la vida de la joven Ena. Margarita, la madre de Ena, se encontraba muy preocupada por el acercamiento de su hija hacia Román, ya que Román había sido su gran obsesión cuando Margarita era joven y ella conocía mejor que nadie las dotes de Don Juan que tenía con las jóvenes de cualquier edad. Explica que cuando tenía unos diecisiete años se había obsesionado con Román hasta tal punto que sabía todo de él y que lejos de ser su amor correspondido, la había tratado de una manera  humillante y había recibido múltiples desplantes por parte del tío de Andrea. Por lo tanto, lo que más le asustaba era que a Ena le pudiera pasar algo parecido a lo que había sufrido ella. Andrea sintió verdadero miedo por el destino que podía ocurrirle a Ena, quien nunca había sufrido un rechazo, cuando su tío Roman jugara con ella de la misma forma que había jugado con los sentimientos de su madre en el pasado. Rápidamente fue a su casa y subió las escaleras que llevaban al desván donde vivía Román y allí escuchó una animada conversación entre el adulto y la joven. Andrea los interrumpió, y Ena aprovechó esa oportunidad para distanciarse completamente de Román. Este quedó muy afectado por la huida de Ena en mitad de la conversación, ya que no pudo sacar el provecho que quería de la joven huida. Cuando Andrea le preguntó a Ena si conocía el peligro que tenía su tío Roman y cómo había jugado en el pasado con su madre, Ena respondió con malicia  que sabía perfectamente quién era Román, y que lejos de jugar Román con Ena, las tornas eran al revés: Ena había conseguido que Román se enamorase de su belleza y de sus encantos, sin darle nunca la satisfacción de probar el premio que el músico pensaba que tenía.  Andrea quedó muy confusa con esa respuesta, ya que la Ena inocente y pícara que pensaba que era su amiga en realidad era una persona retorcida que había jugado con los sentimientos de su tío y había conseguido engañar a todo su entorno sin temblarle el pulso. Ena le confesó a su mejor amiga que seguía enamorada de Jaime y que volverían a estar juntos ese mismo día y que ella esperaba que las cosas siguieran como antes. Se despidió de su amiga y Andrea se quedó maravillada y a la vez horrorizada por lo que su amiga había sido capaz de lograr con su aspecto extranjero. Ese mismo día por la noche vio cómo Gloria y Román tenían otra conversación de las suyas: Román se le insinuaba y Gloria, tras darle otro plantón, hizo que se desesperara y saliera enfadado a su cuarto, no sin antes darle el recado a la criada para que preparara sus pertenencias, ya que al día siguiente iba a partir hacia un largo viaje. A la mañana siguiente, un chillido despertó a la familia y es que Román había amanecido degollado por sí mismo en el baño. Este hecho daba un fin repentino a este personaje que presumía de una naturaleza impulsiva e inconstante. Ante este acontecimiento, que había tenido como desencadenante el rechazo de Ena y Gloria en el mismo día, la casa se volvió un caos por el precipitado desenlace de Román. Días más tarde, Ena le dijo a Andrea que se iban a ir de la ciudad y que tenía un trabajo como traductora para su padre. Esta aceptó sin pensarlo dos veces lo que significaba el fin de su etapa en Barcelona. En los momentos previos a su huida, se despidió de Gloria, persona con la que más simpatizaba en la casa. Gloria le confiesa el porqué aguantaba los maltratos de Juan y es que, aunque la maltrataba, en la intimidad de su cuarto le pedía perdón y para ella esto cubría con creces los malos tratos que ella recibía. Esta confesión quedó grabada en Andrea, quien se despidió de los integrantes de la casa y se marchó de Barcelona tras haber crecido personalmente y dispuesta a conocer todo lo que el mundo tenía que ofrecerle en aquella época de posguerra, confusa para todos. 

 

            Esta tercera parte supone un final esperanzador  para la obra y nos hace conocer la verdadera naturaleza de Ena y lo débil que era Román bajo un  aspecto de don Juan que ocultaba su verdadera personalidad. Al final de la obra descubrimos que lejos de que Román manipulara a las mujeres, parece que era más víctima que verdugo y existía en él un notable desequilibrio e inestabilidad que supusieron su final. 

 

Esta obra es considerada como la gran revelación de la época y no cabe duda de ello, ya que a través de las descripciones que la autora nos hace en el libro vemos cómo Barcelona se recompone de la posguerra y cómo las secuelas de la guerra afectan a todos los personajes. Carmen Laforet escribe su propia autobiografía de los años que pasó en Barcelona, contándonos su historia y lo confusa que fue la etapa universitaria y el aprendizaje que adquirió allí. Sin lugar a dudas es un libro muy recomendable para realizar un ejercicio de inmersión en la vida en Barcelona tras la Guerra Civil, con múltiples descripciones de los lugares donde la historia se desarrolla y por donde deambulan los personajes. Una lectura rápida y muy recomendada para todos aquellos que quieran disfrutar con una novela de poca extensión que trata diferentes temas y que te hace sentir como si pudieras vivir la historia con Andrea y acompañarla por su etapa universitaria en Barcelona. 

 


BOOKTRAILERS:


https://view.genial.ly/619b87ccf536f20df7e9261e/presentation-nada-carmen-laforet 

 

https://view.genial.ly/619e60807ea89a0ddd263f08/video-presentation-videopresentacion-carmen-laforet

 

 

https://view.genial.ly/619b87ccf536f20df7e9261e/presentation-nada-carmen-laforet

 

 

https://view.genial.ly/618f827611e2140dfeae97b8/video-presentation-booktrailer-nada-nieves-2bach

 

 

 

https://view.genial.ly/6186e3563ec2450e0cdd2c00/

 

 

https://view.genial.ly/6198ff33cfce450dee0a87f7/

 

 

 

https://view.genial.ly/61a20fba7545140e06b39907/

 

 

 

 

 

 

 

 

30 de enero, Día Internacional de la Paz

 Para favorecer la convivencia del centro se ha creado un concurso de marcapáginas. El tema de las ilustraciones es LA PAZ. Este tema está relacionado con otros valores. La paz es el valor que se opone a las discusiones y utiliza la reflexión y el diálogo para resolver los conflictos. La idea de la propuesta tiene como base   que el amor y el respeto forme parte del entorno educativo que compartimos. 




Bases del I Concurso de Marcapáginas

PARTICIPANTES 

Podrán participar en el concurso todos los estudiantes del centro en las siguientes categorías: 

1ª categoría: 1º y 2º de ESO

2ª categoría: 3º y 4º de ESO. CAGM y CFGM
3ª categoría: Bachillerato y CFGS

 

TEMA 

El tema de las ilustraciones será LA PAZ. Este tema está relacionado con otros valores: ser personas solidarias, respetar otras opiniones, aceptar las diferencias, practicar la empatía, ser un ejemplo para los demás, no causar daño, no burlarse de los demás…

La paz es el valor que se opone a las discusiones y utiliza la reflexión y el diálogo para resolver los conflictos. Queremos que nos aportes tus ideas para que el amor y el respeto forme parte del entorno educativo que compartimos. 

CARACTERÍSTICAS DE LAS OBRAS 

Los trabajos deberán ser originales e inéditos. Su presentación deberá realizarse preferentemente en cartulina. El trabajo se realizará en una sola cara y será anónimo. El tamaño del marcapáginas será de 17 cm. de altura, por 9 cm. de ancho 

PRESENTACIÓN 

Las obras deberán entregarse en la biblioteca del centro, en un sobre cerrado  indicando en el mismo “I Concurso de Marcapáginas” y  la categoría en la que se participa (1ª, 2ª o 3ª).  La responsable de la Biblioteca asignará un número de orden de entrada y solo admitirá un original por autor

La biblioteca del IES Profesor Gonzalo Huesa se reserva el derecho de publicar y difundir el nombre de los ganadores en los medios que considere necesarios para darlos a conocer. 

La participación en el concurso supone la aceptación de las presentes bases en su totalidad, por lo que las decisiones del Jurado serán inapelables. Cualquier imprevisto que no esté recogido en esta convocatoria será interpretado y resuelto por el Jurado. 

El plazo de entrega de trabajos finalizará el día 31 de enero.

Todos los trabajos seleccionados se convertirán en marca páginas  que se reproducirán y regalarán en el curso siguiente.

 

JURADO Y FALLO 

El Jurado estará compuesto por miembros de la comunidad educativa del IES Profesor Gonzalo Huesa, que seleccionará el trabajo ganador de cada categoría atendiendo a criterios de calidad, creatividad y originalidad de las obras. 

PREMIOS 

Los premios consistirán en cheques por valor de 15 euros (canjear en CARLIN) para el ganador de cada categoría, así como la publicación de las obras ganadoras en forma de marcapáginas. Los premios podrán quedar desiertos, si a juicio del jurado las obras no presentasen la calidad necesaria. 

La fecha de entrega de los premios se fijará en función de las circunstancias de la pandemia. 

Las obras participantes en el concurso se expondrán en el centro y se podrán ver en una exposición virtual desde nuestra página web.

 

jueves, 10 de febrero de 2022

16 de diciembre, día de la lectura en Andalucía

 Jabones con mensaje literario.











Valores del pasado, del presente y del futuro:

Los estudiantes de tercero de ESO B de Valores Éticos realizaron un booktrailer sobre un libro en el que  destacaban los valores que habían aprendido tras su lectura. Aquí os dejo el enlace de tres de ellos:

Invisible
El niño con el pijama de rayas
El diario de Greg








Personajes del pasado muy presentes:

Además, para destacar la figura de personajes del pasado que están muy presentes en nuestras vidas, realizaron INFOGRAFÍAS. Aquí os presento algunas de ellas dedicadas a:

 Francisco Giner de los Ríos
 Hipatia de Alejandría 
 Albert Einstein:



Premios Ana María Matute

 En diciembre recogimos en Málaga dos premios de secundaria y dos de bachillerato. Cuatro alumnas de nuestro centro recibieron estos premios por sus trabajos realizados sobre la escritora Ana María Matute.












25 de noviembre

 La compañera Pepa del equipo de apoyo de la biblioteca realizó con sus estudiantes de primero de bachillerato una audición con imágenes sobre el fragmento del Cantar de Mío Cid que recoge el escarnio de la Afrenta de Corpes. Además, creó un vídeo con sus estudiantes en contra de la violencia de género. Aquí os dejo los dos enlaces:

https://youtu.be/yaplo2ycOVU

https://youtu.be/fezal1qlrnA


La compañera María José del equipo de apoyo de la biblioteca creó, con sus estudiantes de Latín y Griego, eslóganes contra la violencia de género en la mitología.



Estudiantes de segundo de bachillerato escribieron los microrrelatos contra la violencia de género en la juventud. Con ellos se ha creado el primero de los libros de producciones propias de los estudiantes de este curso.








Recogida de premios




 En noviembre recogimos en Málaga el premio que dieron a nuestro centro por la participación en todas las convocatorias sobre microrrelatos contra la violencia de género. Iniciativa Internacional Joven nos otorgó este reconocimiento. Además, fue premiada una estudiante de los cinco que habían sido seleccionados para la lectura pública.