miércoles, 27 de junio de 2018

Otro premio literario desde Estepona

La alumna Sandra García Pimentel de 4º de ESO A ha sido galardonada en su categoría por su relato titulado Deseando el final.



          DESEANDO EL FINAL

                                                                       
         Querida Celine, te escribo sin saber si esta simple carta llegará a tus manos. Espero que todo te vaya bien necesito que esto acabe ya. Me arrepiento tanto de haber caído en la trampa a la que todos llaman guerra. Antes pensaba que todo esto sería algo que terminaría en poco tiempo pero veo que no, justamente al contrario. Cada vez hay más rivalidad entre las grandes potencias y se me ponen los vellos de punta si me pongo a pensar que todo esto lo están controlando unas cuantas personas desde su despacho, sin que se les pase por la cabeza el daño que está provocando este conflicto.
Ayer se cumplieron ya siete meses desde que estoy aquí y para mí se está haciendo una eternidad a la que nunca le veo el final. Te echo tanto de menos, echo tanto de menos dormir sin tener miedo, levantarme y comer esa comida tan sabrosa que tan bien te salía, abrazarte, abrazar a mi madre, a mi padre, a toda mi familia.
Esto se esta convirtiendo en una pesadilla, no consigo dormir por el ruido de los disparos, bombas, también la tensión de estar siempre en alerta por si el otro bando decide que las horas de descanso llegan a su fin. Las trincheras son cada vez más nauseabundas hay ratas donde duermes, que te mordisquean los pies y la ropa al estar dormido, el olor es insoportable y ver cuerpos tirados alrededor de ti es lo más duro que alguien puede ver.
Todos estos hechos no solo están haciendo que la gente muera, también está provocando traumas. Puedo ver en los ojos de algunos de mis compañeros el miedo que tienen tan solo con ver un arma, cómo se tapan los ojos y empiezan a andar y a dar vueltas como cuando un niño pequeño huye de su peor pesadilla.
 Otros estarán marcados de por vida por heridas en las piernas, en la cara, o en sus brazos…
Lo que más miedo me da es el no saber si el que está a tu lado es tu hermano o tu amigo desangrándose en el suelo; en ese momento no piensas en nada más que en huir y poner a salvo tu vida. Cuando se da la voz de alarma corro tanto que creo que no soy consciente de la rapidez de mis piernas.
A pesar de las circunstancias que me rodean excepto una vez he tenido mucha suerte. Esa suerte se puso en duda cuando ya llevábamos tres meses, estábamos todos en la trinchera comiendo lo poco que ya nos quedaba, cuando empezamos a escuchar como un ruido sobre el suelo, como si se tratara de alguien andando con los pies muy pegados a la tierra. El oficial que se encontraba a mi lado  salió. Efectivamente era un soldado del bando Alemán reptando por el suelo con dos granadas una en cada mano. No nos dio tiempo a reaccionar cuando ya dejé de oír todo lo que me rodeaba y un inmenso y agudo pitido inundó mi cabeza.
         Pensaba que todo había terminado, al despertar me encontraba en una fría cama, no me atrevía a moverme estaba desconcertado. Cuando ya estaba mejor me di cuenta de que me encontraba en la enfermería, por un momento pensé que todo esto llegaría a su fin que me mandarían a casa y estaría contigo, con mi familia en mi pueblo volviendo a la vida de nuevo. Pero no, mi recuperación fue muy rápida y aunque yo no quería volví de nuevo al infierno.
Hasta ahora todo ha ido avanzando no solo en conquistas y territorios sino también en las armas, la seguridad… Lo que me da a entender que esto seguirá durante más tiempo. A lo que más tememos es a la nueva forma de ataque con gases tóxicos, en tan poco tiempo puede acabar con miles de vidas. Una vez recuerdo haber inhalado un poco de este gas y fueron los minutos más agobiantes de toda mi vida. Primero sentí un lagrimeo en los ojos y segundos después
me ardía el pecho de una manera que era espantosa, me tuvieron que meter dentro de la trinchera para poder respirar aire limpio antes de que me quedara sin nada de oxígeno dentro de mi cuerpo. Cuando me recuperé tenía pánico de salir fuera y volver a sentirme tan mal como me había sucedido durante esos minutos. Ya es rara la vez que yo salga al exterior sin la mascarilla, una rejilla rellena muy espesa y pesada, ese trozo de tela podía decidir si seguir o no seguir vivo.
Sé que todo esto que te estoy contando a través de este papel es duro pero no puedo pasar ni un día más mintiéndote y diciéndote que estoy perfectamente aquí. Celine tú eres la única razón junto a mi familia por la que lucho cada día para estar vivo, para poder volver a mi casa y empezar a vivir de nuevo ya que aquí me siento muerto. Espero que todo acabe pronto y todos mis deseos de llegar a casa se hagan realidad. Espero verte dentro de poco Celine seguiré luchando hasta estar junto a ti.


                                                                                   Sandra García Pimentel 4º ESO A
                                                                       

No hay comentarios:

Publicar un comentario