Las alumnas ganadoras de los microrrelatos y sus textos.
Pétalos del
sufrimiento
Papá le ha vuelto a
regalar a Mamá otro ramo de rosas, de esas rojas tan frescas. Siempre al
colocarlas en aquel jarrón de cristal llora, no entiendo por qué lo hace, ¡si
son preciosas! Se nota que la quiere mucho. Y ella también a él, últimamente se
maquilla mucho para estar guapa, se pasa horas encerrada en el cuarto de baño
para arreglarse. Y aunque papá llegue de
mal humor por culpa del trabajo, mamá siempre tiene una sonrisa para él.
Mamá se ha caído por la
escalera, es un poco torpe, pero papá le ha regalado un ramo de rosas para que
esté más contenta. De nuevo al colocarlas en aquel jarrón, las lágrimas han
aparecido en su rostro y esta vez sin cesar.
Hoy al volver de clase mamá
no estaba en casa, en su jarrón yacían los últimos pétalos del bonito ramo que
papá le regaló.
Aitana
Sánchez Zamudio 1º BCS
LA BESTIA
La
bestia duerme o mi amado duerme. Me encuentro en esa encrucijada recordando
promesas de eternidad que invaden mi corazón. Arrodillada en silencio, limpio
esas lágrimas rojas que acarician mi rostro amoratado y esas amapolas de sangre
que salpican el blanco del suelo. Una vez fue amor, pero el amor ha muerto. No
quise hacer ruido pero el dolor que sentía al curarme las heridas me lo
impedía. Cuando me di cuenta, el primer golpe estallaba contra mí rompiendo
para siempre el hechizo. El amado príncipe vuelve a convertirse en bestia,
atacando para siempre a la princesa que tanto lo amaba.
María González Montesinos1º BCT
Aún le duele todo, tiene miedo a otra paliza como la de ayer, está sobrecogida por la reacción que él pueda tener, fugazmente pasan por su cabeza todos los comentarios que su pareja le ha instalado psicológicamente, quiere y piensa en terminar con su vida, porque se siente inútil, ya no es una persona, es un objeto. Respira profundamente, transpirando un poco de vaho, escucha un llanto desconsolado que grita.- ¡Mamá, mamá!-, que prácticamente aspira su alma. Son los sonidos que pasan por su cabeza, es su hijo. Se seca las lágrimas y bajo las sábanas se tapa los moratones, aunque intente ocultarlo sabe que su niño sufre igual que ella. No quiere dar pena, pero la lástima que produce en los demás cuando la miran a los ojos, le asfixia, está cansada de ser un ejemplo de cobardía, quiere demostrar la valentía y fuerza que hay en su interior. Hoy ha decidido marcar tres números en su teléfono, de por sí ya es un gran paso. La diferencia es que hoy no va a colgar como siempre, espera una larga distancia. Mientras, caen lágrimas por su mejilla, se pinta los labios y los ojos, algo que tiene totalmente prohibido sin razón, quiere verse guapa para empezar su nueva vida. Cuando, por fin, se descuelga el teléfono, su garganta se desgarra y dice a viva voz .- No es fácil, quiero ser el ejemplo a seguir de mi hijo-. Ha sentido algo que jamás había sentido en años, el sentimiento de un ave rapaz en el cielo, libertad.
María
Esperanza Florido 3º ESO C
Estaba colocándome el abrigo
cuando me fijé en uno de los muchos moratones que tenía y empecé a recordar
cómo me los hice, o mejor dicho, quién me los había hecho. Empecé a
recordar todas esas veces en las que venía borracho y sin motivos me empezaba
a pegar. Recordé ese día en que me pegó solo porque tardé demasiado en la
compra. Recordé esas veces en las que rezaba para que no volviese a pasar,
para que no volviera a casa, pero siempre regresaba.
El
timbre de la puerta me sacó de mis pensamientos.
- ¿Estás preparada?- Dijo
mi mejor amiga.
- Sí, aún no me creo que esto
esté pasando. – Le dije saliendo
de casa.
- Se lo merecía, te hizo
sufrir mucho.
- Me hizo sufrir mucho, pero
aun así lo amaba y tenía la esperanza de que volviera a ser el de antes.
- Bueno, después del
funeral empezará tu vida de nuevo- Dijo antes de entrar al coche que
conduciría hacia mi nueva vida, una vida sin maltrato, o eso creía.
Yadira
Molina Salguero. 3º ESO B.
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